Desempleo, salarios bajos e inflación son algunas de las consecuencias que trae cada recorte en las expectativas de crecimiento para México. Este lunes S&P Global Ratings recortó la expectativa de crecimiento de México para este 2019 a 1.3 por ciento desde 1.6 por ciento que se señalaba en meses anteriores.
El financiero menciona que “Algunos expertos consideraron que el riesgo después de la revisión de las calificadoras es el superávit primario, pues podría no alcanzarse la meta de 1 por ciento del PIB, debido a una perspectiva de menor crecimiento económico y, por ende, menor recaudación y un posible aumento de la deuda como proporción del PIB.”
Esto muestra una economía que se encuentra en declive, principalmente por la caída en la inversión, ante la incertidumbre en las políticas del gobierno actual. La incertidumbre externa que está afectando directamente a la inversión en el país ha frenado a su vez, el crecimiento económico. Algunos factores externos son: las disputas comerciales globales, volatilidad internacional en el mercado; desaceleración de economía y comercio mundial y el posible retraso en la ratificación del T-MEC.
Esta incertidumbre se deberá combatir con políticas internas que incentiven la inversión y fomenten una mayor productividad en la economía mexicana. La administración actual ha desestimado las expectativas de crecimiento de las grandes entidades internacionales encargadas de hacer estos pronósticos. El presidente de México, cree contar con las herramientas y la estrategia para superar los pronósticos de los expertos internacionales. Inclusive desestima estos datos y menciona que su administración “tiene otros datos” que no concuerdan con los de estas entidades internacionales.
Los principales factores internos que preocupan a los expertos internacionales y con los que debe trabajar el gobierno es: la inconsistencia y falta de preparación en las políticas públicas implementadas por la administración del presidente López Obrador. Algunos ejemplos que preocupan a los expertos internacionales son: la cancelación del proyecto para construir un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, la construcción de una nueva refinería sin apoyo internacional y la descalificación constante de organismos autónomos. Esta incertidumbre reduce la inversión extranjera hacia las principales industrias del país y por lo tanto, reduce el número de empleos y causa presión inflacionaria.
Aunado a los factores internos que pueden provocar una desaceleración económica local, existe preocupación por una desaceleración en la economía global. S&P Global Ratings considera que que se podría observar una mayor desaceleración de las economías emergentes si los países avanzados reportan menores tasas de crecimiento a las pronosticadas. Esto generaría una aversión al riesgo generalizada, lo que afectaría a la inversión en países emergentes.
Los resultados del primer trimestre son alarmantes, ya que la economía se contrajo un 0.2 por ciento según datos proporcionados por el INEGI. El Banco de México basado en los resultados del primer trimestre redujo las expectativas de crecimiento 1.32 por ciento a 1.13 por ciento. Esto está muy por debajo de las promesas hechas por el presidente de México durante su campaña electoral, por lo que deberá trabajar todo el gobierno para revertir esta tendencia negativa.