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Al haber declarado emergencia internacional la OMS, se confirma el temor a una pandemia debido a la facilidad de esparcimiento del coronavirus de Wuhan. Los registros de pacientes infectados aumentan día con día, superando ya los 10,000 casos en más de 20 países, de los cuales, más de 360 han sido mortales. El brote del virus se dio en las celebraciones del año nuevo lunar chino, momento clave para la economía del gigante asiático, por lo que la economía mundial se enfrenta a un reto importante y los daños ya comienzan a notarse.

El año nuevo lunar chino representa la fecha más importante para la economía en China, ya que la gente aprovecha para hacer compras y celebrar con sus seres queridos; sin embargo, desde que se lanzó la alerta sanitaria el pasado 31 de diciembre, millones de habitantes y familias en China se han resguardado en sus casas, disminuyendo el gasto de manera importante. Esto ha comenzado a afectar a empresas internacionales de distintas maneras, desde la cancelación de múltiples vuelos dentro de China por falta de pasajeros, hasta la disminución en consumo de cafés diarios para Starbucks. Los gastos de este tipo no se recuperan, ya que la gente no comprará más vuelos al término de la crisis ni consumirá dos cafés al día, en lugar de hacer su compra regular. De igual manera, otras tantas se han visto afectadas al no poder recibir abasto de sus proveedores en China, debido a que un gran número de las fábricas se encuentran cerradas.

La crisis ocasionada por el SARS (síndrome respiratorio agudo grave) en 2003, causó una disminución del PIB en China del 1.1% y del 2.6% en Hong Kong. Aunque se dice muy temprano para cuantificar el impacto económico que tendrá, se deben de voltear a ver los precedentes. El SARS dejó cientos de muertos, esparcidos en 26 países y se logró contener a los 8 meses desde su brote. Una de las diferencias que más destacan entre los dos brotes es que la participación de China en el PIB mundial se ha cuadriplicado en los últimos 17 años, por lo que las afectaciones podrían ser mucho mayores.

Eso se suma a la crisis económica a la que se enfrentaba China en 2019. El crecimiento del PIB logrado por el país el año pasado fue el más pequeño desde 1990, debido a la guerra comercial con Estados Unidos y la tensión política en Hong Kong. Al representar el 18% del PIB mundial, una disminución en este rubro afectaría a un gran número de países por su relación comercial con el gigante asiático, en casi todos los sectores. China es el país con más actividad manufacturera a nivel mundial y, por ende, el mayor importador de petróleo. De igual manera, es el país que más turismo aporta al mundo, y el segundo que más consume. Los países más afectados serán los vecinos, dentro de los que destacan Corea del Sur y Japón. Un gran número de empresas deberá tomar conciencia y realizar estrategias para verse afectados de la menor manera posible.

Está claro que las empresas internacionales deben voltear hacia distintos horizontes para buscar alternativas a los proveedores y fabricantes en China, después de haberse visto afectadas el año pasado por los conflictos políticos y ahora por el brote del nuevo virus mortal. La economía de ciertos países podría salir beneficiada, ya que implicaría la aceleración de distintos sectores. A pesar de que el brote sea joven, las economías deben de tomar precauciones y así minimizar las afectaciones que el coronavirus conlleve.

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